sábado, 10 de septiembre de 2016

MARIO BENEDETTI

El escritor Uruguayo Mario Benedetti dejó un gran vacío en el universo de la literatura hispanoamericana y universal cuando falleció el 17 mayo del 2009 a los 89 años. Su obra poética y narrativa es una expresión sobresaliente de la literatura uruguaya es hispanoamericana del siglo XX.

A lo largo de una fructífera carrera, en la que fue autor de más de 80 libros, Benedetti cultivó los géneros de poesía, novela, cuento, ensayo, guión de cine y televisión, junto al periodismo, vertiente en la que se destacó como representante de la llamada generación Uruguaya del 45.

Activista en las protestas contra el Tratado Militar de Uruguay con Estados Unidos, dictando con su mirada crítica la postura ideológica y liberal de la época, por sus ideas fue al exilio, de regreso a su país en 1971, encabezó el Departamento de Literatura Latinoamericana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de Montevideo, entre 1971 y 1973. 

En 1983 se radicó en España donde permanecía la mayor parte del año, hasta el momento de su muerte en el 2009.

Las novelas Gracias por el fuego, El olvido está lleno de memoria, y los poemarios, Inventario Uno e Inventario Dos, lo consagraron como uno de los escritores más emblemáticos del siglo XX Uruguayo, un defensor de la libertad, cuyo manifiesto humano y estético proclama el pensamiento crítico.

 Puesto que los seres humanos poseen libre pensamiento, no hay ningún motivo válido para reprimir las ideas y los juicios de aquellos que piensan de manera diferente.

“La trayectoria literaria de Mario Benedetti se inició cuándo los poemas de La Víspera Indeleble(1945) le dieron un lugar en la generación crítica que, aglutinada en torno al semanario “Marcha”, irrumpió en los años cuarenta del siglo XX con la voluntad de adentrarse en los problemas de su país, afectado entonces por una profunda crisis económica y moral. En los versos de sólo mientras tanto (1950) y Poemas de la oficina (1956), en los relatos de Esta mañana (1949), El Último Viaje (1953) y la Tregua (1960), Benedetti fue proyectando sus inquietudes sobre una realidad reconocible, sin que el humor y la ironía disimularan su malestar al acercarse a una existencia mediocre que encontraba sus manifestación más característica en la rutinaria de vida del funcionario oficinista. En busca del lenguaje adecuado para dar cuenta de esa realidad personal y uruguaya, prefirió la sencillez o desnudez expresiva, lo que en la narrativa le supuso optar por la naturalidad. En esa búsqueda descubrió para siempre el amor como antídoto contra la soledad y la incomunicación, y también a los otros que compartían el desarraigo y la tristeza de una condición humana alienada y doliente, con consecuencias talvez inevitables”.[1]

Por esa angustia de tedio cotidiana, podemos ver que el manantial más profundo y puro, a la vez el más hondo y certeramente humano de Benedetti, es su inquietud metafísica y su preocupación existencial, que posteriormente encontró un sentido histórico y social.

En el siguiente fragmento de Memorándum (Acordes cotidianos, Mario Benedetti. Editorial: V. R. Colombia, 2000) admiramos la calidad poética. 


“Uno llegar e incorporarse al día
Dos respirar para subir la cuesta
Tres no jugarse en una sola apuesta
Cuatro escapar de la melancolía…
Cinco aprender la nueva geografía
Seis no quedarse nunca sin la siesta





[1]  Ródenas, Domingo. 100 Escritores del siglo XX. España: Editorial Ariel. 2008. p. 400.

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