El escritor Uruguayo Mario Benedetti dejó
un gran vacío en el universo de la literatura hispanoamericana y universal
cuando falleció el 17 mayo del 2009 a los 89 años. Su obra poética y narrativa es una expresión sobresaliente
de la literatura uruguaya es hispanoamericana del siglo XX.
A lo largo de una fructífera
carrera, en la que fue autor de más de 80 libros, Benedetti cultivó los géneros
de poesía, novela, cuento, ensayo, guión de cine y televisión, junto al
periodismo, vertiente en la que se destacó como representante de la llamada
generación Uruguaya del 45.
Activista en las protestas contra el
Tratado Militar de Uruguay con Estados Unidos, dictando con su mirada crítica
la postura ideológica y liberal de la época, por sus ideas fue
al exilio, de regreso a su país en 1971, encabezó el Departamento de
Literatura Latinoamericana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Universidad de Montevideo, entre 1971 y 1973.
En 1983 se radicó en España donde
permanecía la mayor parte del año, hasta el momento de su muerte en el 2009.
Las novelas Gracias por el fuego, El olvido está lleno de memoria, y los
poemarios, Inventario Uno e Inventario
Dos, lo consagraron como uno de los escritores más emblemáticos del siglo
XX Uruguayo, un defensor de la libertad, cuyo manifiesto humano y estético proclama el pensamiento crítico.
Puesto
que los seres humanos poseen libre pensamiento, no hay ningún motivo válido para
reprimir las ideas y los juicios de aquellos que piensan de manera diferente.
“La trayectoria
literaria de Mario Benedetti se inició cuándo los poemas de La Víspera Indeleble(1945) le dieron un
lugar en la generación crítica que, aglutinada en torno al semanario “Marcha”,
irrumpió en los años cuarenta del siglo XX con la voluntad de adentrarse en los
problemas de su país, afectado entonces por una profunda crisis económica y
moral. En los versos de sólo mientras
tanto (1950) y Poemas de la oficina (1956), en los relatos de Esta mañana (1949), El Último
Viaje (1953) y la Tregua (1960),
Benedetti fue proyectando sus inquietudes sobre una realidad reconocible, sin
que el humor y la ironía disimularan su malestar al acercarse a una existencia
mediocre que encontraba sus manifestación más característica en la rutinaria de
vida del funcionario oficinista. En busca del lenguaje adecuado para dar cuenta
de esa realidad personal y uruguaya, prefirió la sencillez o desnudez
expresiva, lo que en la narrativa le supuso optar por la naturalidad. En esa
búsqueda descubrió para siempre el amor como antídoto contra la soledad y la
incomunicación, y también a los otros que compartían el desarraigo y la
tristeza de una condición humana alienada y doliente, con consecuencias talvez
inevitables”.[1]
Por esa angustia
de tedio cotidiana, podemos ver que el manantial más profundo y puro, a la vez
el más hondo y certeramente humano de Benedetti, es su inquietud metafísica y su
preocupación existencial, que posteriormente encontró un sentido histórico y
social.
En el siguiente
fragmento de Memorándum (Acordes cotidianos, Mario Benedetti. Editorial: V. R. Colombia, 2000) admiramos la calidad poética.
“Uno llegar e
incorporarse al día
Dos respirar para
subir la cuesta
Tres no jugarse en
una sola apuesta
Cuatro escapar de
la melancolía…
Cinco aprender la
nueva geografía
Seis no quedarse
nunca sin la siesta
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