domingo, 7 de mayo de 2017

MIGUEL DE UNAMUNO, CREADOR DE UN GÉNERO LITERARIO

Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) Pensador, poeta, y ensayista español, produjo una obra considerada como una de las primeras expresiones del pensamiento existencialista europeo, que reflexiona sobre problemas filosófico- religiosos como la inmortalidad y la relación entre la fe y la razón.  Estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid, época durante la cual leyó a T. Carlyle, Herber Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis “Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca” y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana. Profundizó como pocos en las cuestiones éticas, sobre todo en su idea básica de entender al hombre como "ente de carne y hueso", y la vida como un fin en sí misma, ideas que se proyectaron en sus escritos.

En su madurez, Unamuno confiesa haber elaborado tres grandes obras filosóficas, de las cuales sitúa en primer lugar, Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1911-1912), y ve este como miembro de una trilogía junto con el ensayo La Agonía del Cristianismo (1924), y con la novela filosófica San Manuel Bueno Mártir (1931). En realidad en su obra “Vida de Don Quijote y Sancho” escrita en (1905) redacta en forma difusa todas las teorías cristalizadas en la trilogía. En este célebre ensayo, expone la relación entre ambos personajes cervantinos, que simbolizan la tensión que siempre hay entre lo ideal y lo real.

Unamuno fue un gran cultor de la lengua castellana. Trabajó gran variedad de géneros. En su época literaria se exigián al autor unos rígidos cánones de estilo a la hora de escribir y publicar una novela, como por ejmplo, una temática particular, líneas de tiempo y acción específica, una especie de patrón no escrito pero aceptado por todos. Esto suponía una retricción a la libertad creadora. La solución de Unamuno fue inventar un nuevo género literario, al que llamó “Nivola”, de esta forma no podría recibir crítica alguna en lo referente a reglas de estética o composición, pues solo se debía atener a las reglas que el mismo había diseñado para su nuevo género. De ello deja constancia en “Niebla” (1914), en el capítulo XVII:
 -¿y cuál es su algumento,  si se puede saber? -mi novela no tiene argumento, o mejor dicho, será el que vaya saliendo. “El argumento se hace él solo”. Afirmó.

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