domingo, 29 de marzo de 2009

Milán es una ciudad que traduce belleza en todos sus espacios




Milán es una ciudad que traduce belleza en todos sus espacios. En el refectorio del Cenáculo vinciano pintó Leonardo “La Santa Cena” una de las mayores obras maestras del arte pictórico universal

Italia alberga grandes obras del arte universal. De todos mis viajes he vuelto como en una nube, inmersa al máximo en la esencia del país, pero cuando he ido a Italia la cosa ha sido muy diferente, he vuelto siempre hipnotizada y con el corazón tocado. En el viaje que les comento ahora disfrutamos de ese maravilloso país, con mucha magia, mucho arte, y mucha cultura, atrapados en la situación anímica que se produce al observar obras de belleza impresionante en un corto espacio de tiempo y acumuladas en una sola ciudad.
Salimos de Santo Domingo para encontrarnos en Milán con nuestros queridos amigos Giuseppe y Fernanda Zanón. Ellos son italianos de nacimiento pero santiagueros de corazón, han vivido en la República Dominicana por más de 35 años y todos los consideramos Santiagueros por derecho propio, pues sienten aprecian los valores de la dominicanidad con todo su significado.
De inmediato, cuando nos encontramos en Milán, nos dispusimos a recorrer los lugares emblemáticos y memorables de una ciudad que ha trazado la ruta de la historia en la formación de una nueva ideología y visión del mundo: El Renacimiento y su gran repercusión desde Italia a toda Europa, encontró en Milán intentos renovadores y un gran auge expresivo en la arquitectura, la pintura y el desarrollo de una gran metrópoli, que hoy día conserva todo su esplendor.
La riqueza expresiva de Milán se mantiene desde su fundación por los Celtas Insubros en el año 400 a.de J.C. hasta la actualidad. Una actualidad que nos habla de Milán como ciudad progresista, eminentemente industrial y comercial, pero también cultural y artística, cuna de grandes monumentos, plazas, parques, catedrales, y palacios que son considerados un patrimonio imperecedero no sólo de Italia, sino de Europa. En Milán conviven la agricultura y la industria en una visión armónica que no se contrapone, se suceden congresos relacionados con el mundo de la moda italiana, la industria del mueble, de los embutidos, de los artículos de piel, del vino y la alimentación, también de pintura, literatura, escultura, teatro y música, recordemos que en Milán se encuentra el famoso teatro D´ La Scala, el destino por excelencia de los grandes cantantes de ópera del planeta, lugar simbólico, de gran significación en el mundo del belle canto.

La Ultima Cena de Leonardo Da Vinci

Un gran ícono del arte universal se encuentra en esta bella ciudad, Leonardo Da Vinci pintó la Ultima Cena en el cenáculo Vinciano, en 1495-1498, en uno de los muros de una de las iglesias mas encantadoras de Italia, el Convento de Santa María de las Gracias.
Cientos de miles de turistas procedentes del mundo entero se dan cita para observar la impresionante obra, fiel reflejo del dominio de la perspectiva como principio regulador de la composición, y de la búsqueda del efecto de la armonía y el equilibrio como aspiración hacia lo ilimitado y trascendente, pero en una visión humana, la visión humana de los artistas del renacimiento. Recordemos que Italia y el renacimiento fueron patria de los más grandes humanistas de la historia europea. Ninguna cultura desaparece por completo, sino, que perdura a través de sus signos y símbolos en las generaciones siguientes. Presentes en la actualidad vital de Milán y sus descendientes, los monumentos románicos, góticos, medievales y renacentistas edifican el espacio que habita la gente de hoy, ofrecen su belleza singular,y siguen vivos en la mentalidad y la cosmovisión actual. Milán es una ciudad que vivió diversos períodos históricos que la fueron definiendo hasta que entró a formar parte de la gran comunidad nacional de la Italia moderna, su insigne historia de grandes monumentos, palacios, calles, teatros e iglesias guarda el registro de los siglos, es la historia que aprecian y atesoran los milaneses de hoy.
Impresionados observamos la gran obra de Leonardo que siempre combinó los científico y lo técnico. El amor por la naturaleza y el deseo de investigarla científicamente, de dominarla y plasmarla. Como pintor logró absoluta perfección en el manejo de la perspectiva y la magia del difuminado. De la luz mortecina sin rigidez ni severidad, salen a relucir con especial iluminación los apóstoles, en éste fresco dedicado a la última cena de Jesús en la tierra. Es una escena imponente que dirige el alma a la contemplación.

1 comentario:

José D'Laura dijo...

Estimada Ingrid:
felicidades por tu blog. Como siempre, de contenido muy interesante.
Puedes contarme entre tus seguidores.
Un abrazo,

José